Jóvenes indígenas beneficiarios de Becas Inclusivas cuentan cómo estos estímulos les han permitido crecer personal y profesionalmente.
Cartagena de Indias, D.T.y.C., 16 de junio de 2022. “Lo mejor de ir a la universidad es conocer, enfrentar una realidad nueva, aprender, compartir y transmitir conocimiento. La experiencia ha sido muy bonita, una felicidad cumplir el sueño de ser una futura profesional”.
Quien habla es Marilyn Marriaga Monsalve, joven integrante del Cabildo Menor Indígena “Zhandero Zhanu”, de Bayunca, estudiante de segundo semestre de arquitectura en la Universidad Tecnológica de Bolívar. Con 18 años, Marilyn será la primera profesional de su familia, algo de lo que se siente muy orgullosa porque, como dice, quiere ser ejemplo para sus hermanos y su comunidad.
Su amigo Yojan González Suárez, estudiante de tercer semestre de ingeniería de sistemas, también miembro del cabildo, reconoce que recién salido del colegio no tenía claro si podría seguir una carrera universitaria, ante la limitada oferta de cupos a la educación superior. “Esta es una gran oportunidad que me ha dado la vida, y estoy muy agradecido y orgulloso”, afirma.
Marilyn y Yojan son dos de los cuatro beneficiarios de esta comunidad étnica zenú presente en Bayunca desde 1985, de las Becas Inclusivas que ofrece la Alcaldía de Cartagena a través de la Secretaría de Educación. El programa otorga créditos educativos condonables a jóvenes egresados de Instituciones Educativas Oficiales Rurales, de comunidades étnicas, personas en condición de discapacidad y víctima del conflicto armado.
Las expectativas de desarrollo profesional de Yojan son grandes, lo mismo que sus deseos de compartir con su gente los conocimientos adquiridos en la universidad. “Me gustaría enseñar matemáticas, ayudar a la gente a resolver problemas diarios, como manejar un computador, o cómo pueden participar en las convocatorias de becas”, dice.
“Hasta ahora me he sentido bastante bien, mis expectativas son grandes y espero que las becas sigan siendo fructíferas para otras personas en la comunidad”, añade.
Por su parte, Marilyn habla con alegría y vivacidad de su adaptación a la universidad y a las actividades urbanas: “mi integración a la vida universitaria ha sido espectacular, he podido compartir con gente de muchas partes, intercambiar culturas, idiomas, me he sentido muy bien”, señala.
Ambos jóvenes estuvieron en días pasados en una de las mesas de participación de la Política Pública Educativa Distrital, donde hicieron sus observaciones sobre los problemas y desafíos de la educación en la ciudad, desde su perspectiva de jóvenes habitantes de un territorio étnico rural.
Tras ese encuentro, Marilyn y Yojan invitaron a más jóvenes a estar atentos y participar de las convocatorias de becas inclusivas, y a aprovechar, como ellos, una oportunidad que puede cambiar sus vidas.